gandalfwith
Novato
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« : Diciembre 29, 2009, 06:47:46 » |
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El sonoro sonido de la agitación llenaba completamente la sala, la cúpula de tierra ahogaba cualquier pedido de auxilio, y aun que hubiera podido clamar por ayuda, quien sabe cuantas de aquellas bestias esperaban ansiosas por desmembrar mi cuerpo dolorido. Vividamente recuerdo el terror de tener enfrente aquellos seres, los “hermanos demonio” los implacables humanos con fuerzas similares a los dioses, capaces de enfrentar a cualquier adversario, con tanta sed de victoria que dieron sus almas por poder, por el poder de someter a sus victimas. Que avaricia origino esa maldad, aquellos rostros blancos por el horror curiosamente examinados por los ojos rojos provenientes de unos sujetos abominables con la transparencia de un espectro, y la singular maldad carente de sentimientos. Recuerdo encontrarme en aquel lugar donde el valor de desvanece, el titubeo singular que provoca el miedo, el dolor en la mandíbula por la presión entre mis dientes, que sin duda provenía de el temor de sentirme acorralado. Ya no sentía más sensación que la maldad a mí alrededor, los barrows se acercaban lentamente a mí, ¿Cuánto mas duraría este tormento? Algo dentro de mi pedía salir, algo me rogaba una oportunidad para demostrar el dolor, la bronca de un ser antiquísimo. Sin embargo mi cuerpo carbonizado por el dolor impedía que mi cerebro reaccionara a este llamado de auxilio, el aire estaba seco, gélido, tanto que imagine que si hubiera una luna por encima de mi cabeza esta seria de hielo, al igual q mi perseverancia. El sentido horario desapareció por completo. Mire a mi izquierda por sobre mi hombro destrozado, dos aterradas siluetas se acurrucaban juntas, un color tan pálido acechaba sus caras que parecían muertos, los ojos saltaban de sus cuencas, los ropajes sucios, el pelo embarrado, nada daba señales de esperanza. Esa vista tétrica y dolorosa despedazaba mi corazón, me aterraba más la idea de su sufrimiento que el mío mismo. Una roca siendo arrastrada me paralizo sin embargo mi cuello fue movido involuntariamente, todo mi cuerpo sabia que una de esas criaturas se aproximaba. Un sonido cortante se dirigía a mí, un hacha inmensa partía el aire en dos. Los reflejos por defenderlos a los dos movieron súbitamente mi brazo izquierda, El golpe fue con una fuerza brutal, sentí mi miembro desmembrado, percibí el hueso quebrándose, al mismo tiempo en que el dolor salía de mi boca transformado en sonido. Llenando las habitaciones, y repitiéndose incesablemente por el eco de ese lugar. Un solos segundo fue instintivo para levantarme y correr a atacarlo. Tome la espada y girando en el suelo le hundí la espada en el flanco derecho. Mi sangre gorgoteaba del antebrazo como un manantial, pronto perdería la conciencia. Debía vencer o morir, no había otra salida. Y jamás, jamás me permitiría perder. Un palpitar monstruoso quería ser liberado dentro mío, eran dos corazones en uno. El primero estaba cediendo, mientras que el segundo era histérico, un sonido mordaz, lleno de angustia, irá, rencor, no se de donde venia esta necesidad. Pero estaba claro Que la bestia que habitaba en mí, necesitaba salir, las dudas estallaron en mí cabeza. Yo tenía claro que si el lobo que contenía dentro salía, no provocaría algún daño en mis oponentes. Sin embargo tal vez existía alguna manera, era obvio que bajo mi apariencia humana, ni mi fuerza ni mi voluntad alcanzaba. Pero esa bestia no infringía daño, ¿Qué hacer? ¿Qué hacer cuando todo es en vano? El latido era cada vez más atronador, la sensación de esperanza surgía en lo profundo de mi cuerpo. Tomé una decisión, estaba dispuesto a hacer lo que fuera por vencer, por proteger al joven que arriesgo su vida por acompañarme, y si la chica era importante para el, entonces también tenía que salvarla a ella. La explosión en mi cuerpo se plasmo en mis ansias de ganar. Sentía caer en un abismo descomunal, como mi dolor se desvanecía por completo hasta sentir casi un alivio mortal. Era yo el intruso en mi cuerpo, veía desarrollarse todo frente a mí, esta situación era inverosímil. ¡Era ajena a mí! Lograba percibir la fuerza de mi nuevo cuerpo, corriendo por alrededor, atacando, abalanzándose por entre los enemigos. Necesitaba apoderarme de su fuerza. Si yo era él, vencería pero, si el era yo no se defendería mas que así mismo. Intente tomar el control por 3 veces, pero parecía inútil, yo no sentía dolor pero tampoco tenia la fuerza para luchar contra ese nuevo ser. Finalmente utilizando toda su frustración en su contra, gritando el temor a volver a aquella oscuridad, logre desorientarlo, hacer que no sintiera nada, que se rodeara de la misma nada que lo mantenía dentro mió. Poco a poco vi como mi mano se movía bajo mi voluntad, lo había doblegado por completo y mis sentidos se llenaban de esa vitalidad y adrenalina que jamás había sentido, era como si el lobo que habitaba en mí hubiera sido amansado. La irá reborboteo en mi falange. Mi cuerpo se transmutaba en odio puro. Las famélicas siluetas acurrucadas en una esquina me miraban sorprendidas, y al mismo tiempo horrorizadas completamente. Mis ojos centellaron amarillos en la rosada luz que adornaba la habitación, En la pared adversa, los enemigos observaban expectantes todo lo ocurrido. Me encontraba de espalda a ellos, y con un leve movimiento del cuello Contemple a los que próximamente sucumbirían ante mí, Con la cabeza inclinada en el Angulo de observación, coloque el pie sobre el muro que se hallaba más cercano a mí. La gravedad no afectaba mis movimientos, me sentía capas de cualquier hazaña, la velocidad me apegaba mas a la superficie paralela al suelo, nadie ni nada podría detenerme, con la esencia animal justa, salte sobre el primero, y con la fuerza sobrehumana de un mortal, asesté tan fuerte que la silueta fantasmagórica se desvaneció por el impacto, los martillos de uno de los hermano habían sido destrozados, vaporizados y junto con esa ilusión, también se pulverizo su casco. La oleada de golpes era incesante, luego de destruir su cabeza, el habido reflejo de mis piernas destrozaba de una patada su pecho martirizado. Sin perder segundo de ese ataque la espada que mi mano blandía atravesó al segundo, Una magia extraña me debilitaba lentamente me sentía drenado de poder, por detrás de la inmensa hacha distinguí a un hechicero encantándome, como el viento sobre la arena me desplace a paso ágil, esquivando los ataques provenientes de todas direcciones, un mal calculo provoco que un golpe poderoso asestara en mi cadera, solo un metro me separaba del mago, debía destrozarlo, era inevitable, o acabaría por secarme por completo, consumiría cada chispa de vitalidad, junto con la ultima esperanza de victoria. Preso del dolor, pero abundante de voluntad, estire mi brazo izquierdo que ya no podía siquiera mantener unido el codo del antebrazo, y utilizando mi fuerza sujete al hechicero por la cabeza, acto seguido logre ver como la empuñadura de mi espada atravesaba impetuosamente su cuerpo, seguido por mi mano y mi puño derecho. Ahora solo quedaba safarme y destruir a 4 de los hermanos sobrevivientes. ¿Acaso seria posible que escaparan al ser tan abominable en que yo me había convertido? Este ultimo movimiento seguido por la desaparición del espectro cubierto por una capucha. Me coloco de tal forma que a medida que caía al suelo con una lanza atravesada en la cadera, pudiera lucir un giro del mandoble con mi dedo como si fuera una especie de molino, finalmente lo sujete fuertemente y antes de tocar el suelo con el hombro, atravesé el corazón del barbarico gladiador de la inmensa hacha. El dolor me recordaba cuanto de humano aun habitaba en mí. Era un alivio saber que podía controlar a ese ser, el saber que no era absorbido por completo, que el ser humano podría luchar por su cuenta. Una lluvia de saetas se descargaba en mi retaguardia, cada aguja ingresaba a mi cuerpo de una manera espeluznante, eran rayos en una oscuridad apacible. Algo había afectado mi cuerpo. Mi cerebro no encontraba lógica, no podía imaginar como salir vivo de esta, las pupilas amarillas adoptaban el un rojo refulgente en sangre, que también manaba por cada orificio de mi rostro. Al caer, vi lentamente y contemple con horror, como, como el suelo se convertía en un charco de sangre, la cosa mas espesa del mundo, un color rubí, brillante y amenazador cubría el suelo. Noté cuan destrozados estaban mis miembros, cuan atrevido habían sido mis movimientos, que a pesar de haber estado casi muerto seguía exigiendo de ellos nada menos que el ultimo suspiro, por un lado olvide el dolor, por otro recupere el rencor absoluto que me había mantenido de pié. Aquella sed mortal que sobrepasa los límites, Una nueva masa de flechas se dirigía a mí. Con la piel que une el dedo índice y el pulgar y en pleno vuelo, con la palma abierta y un solo movimiento. Desvié toda la hilera de proyectiles, mientras que hacia a un lado mi cabeza. Por uno de mis costados recién surgido desde la sombras una masa se bamboleaba amenazadoramente sobre el aire, lanzando ráfagas de viento a su paso, sin comprender como en el instante exacto mi mano izquierda atrapo el péndulo que daba fin a su cadena, la gran porra que destrozaría mi cuerpo por completo. El pecho descubierto marcado con laceraciones seguramente de fieros combates solo resguardado por una hombrera en el hombro izquierdo del enemigo. Recibió sin previo aviso una hendidura que atravesaba de lado a lado, mi puño se cerraba a medida que se desmaterializaba esa magnífica arma. Algo había cambiado en los últimos dos oponentes que quedaban de pié, su voluntad de pelear era distinta, al principio solo peleaban por que deseaban sentirse vivos, los combates que habían marcado su vida, por los que vendieron sus almas, esos combates que les arrebataron la vida los hacían actuar por inercia, hasta entonces no pensaban en cada movimiento, solo luchaban y se limitaban a intentar herirme, pero sus cuencas vacías ahora contenían odio, eran fervorosos y temerarios, completamente calculadores y habidos. El atronador rumor de pasos, se abalanzaba hacia mí, la punta de la lanza encorvada para extirpar órganos se dirigía tenazmente a empalarme, un segundo mi vista recorrió a mi adversario para comprender que era una trampa, una simple treta miserable, el arquero vaciaba su cargador sobre la esquina de la habitación mientras el lancero se acercaba hacia donde me hallaba. -¡¡¡LUTHARUN!!!- Dos punzadas enmudecieron mi cuerpo. Por un lado mi herida menor atravesaba mis órganos de la manera mas precisa, acompañada por una leve sensación de calidez sobre mi cintura, el matorral de sangre caía en forma de cascada sobre mi peto. Sin embargo no hubo dolor, grito o señal de sufrimiento en mi rostro que expresara ese mortal golpe. La herida mas mortal y perforadora que recibí se encontraba a metros de donde me hallaba. Aquella figura ennegrecida por el hollín y pálida por una vida tormentosa en la más profunda oscuridad, en el más recóndito páramo de todo gielinor. Esa piel blanquecina, la mas clara de todas, que también poseía el horror de sentirse muerto. De pie con los brazos extendidos para proteger a la muchacha que se encontraba tras él. Con el pecho abierto de par en par, esa piel siendo desgarrada, mientras el lamento llenaba la sala, mientras los llantos cortaban mi corazón por dentro, -lu lutharun…- La perspectiva me permitía creer que las yemas de mis dedos acariciaban el cuerpo en el último segundo que exhalaba lo que seria su suspiro final. Con la lanza atravesada de par en par en mi cuerpo, y el lancero aferrada a ella, tome mi espada y con la misma fuerza que cerré el puño la lance lejos mientras veía como se alejaba girando a toda velocidad, como si quisiera cortar el mismo aire, acechando los ojos del enemigo. El arquero fue cruelmente destruido, Lo que parecía ser la ultima fuerza del lancero, no logro arrancarme la lanza de mis manos ensangrentadas, quienes sostenían con firmeza mientras esta atravesaba mi cuerpo. Y tal como dije, solo fue una vana idea, su fuerza se evoco descontroladamente, tomo con su mano derecha por la mitad de su arma y jalo con fuerza, tanto que ya no soporte, y solté, lo que dio paso a una perdida mayor de sangre. A tan solo 2 metros se hallaba el ultimo de los 6 barrows, el lancero desmembrador de órganos, los dos cuernos sobre su cabeza a ambos lados lo hacia fiero y feroz al mismo tiempo. Una voz resonó de su mandíbula, sonó a un eco distante y grueso, era la voz de la muerte misma. -kharil, torags, dharock, verac, ahrim, yo os vengaré, mas alla de la muerte, pero aquí, frente a vuestras tumbas, derruidas por los milenios de tormentoso dolor, sus escencias que han sido sepultadas junto a vustro cuerpo, renaceran nuevamente, por el odio a la traición que se nos ha jugado. Os prometo en nombre de zam´orak ¡¡¡juro que regaré este suelo maldito con vuestra sangre guerrero!!! La embestida pareció durar siglos, yo no tenia arma alguna, y esas palabras junto con la perdida de sangre y el valor proveniente del ya difunto lutharun habían desgastado mi espíritu de lucha, no había razón para pelear, pero supe en ese ultimo instante que deberia vivir, que deberia salvar a la joven por quien luth entrego la suya. Logre sentir el cortante filo del aire enviado desde la punta de la lanza hacia mi pecho, hacia mi corazón. En ese instante, ese ultimo instante, tome la punta con el brazo izquierdo, y con el puño derecho lance un golpe tan certero a solo 20 centímetros de el final de la lanza, haciendo que esta se rompiera en dos, mientras que con la mano con que me aferraba a ella la levante y coloque la pieza mas chica de la lanza hacia la cabeza del lancero, Quien fue rotundamente atravesado por su propio arma, sin poder detenerse embistió mi cuerpo y eso le provoco la muerte mas espesa, la muerte que le espera a los muertos. Por alguna razón el último cuerpo se desvanecía de forma lenta, lo observe casi moribundo, con la vista empañada logre percibir que la lanza se encontraba entre sus cuencas vacías, y a pesar de ello, unas palabras se arriesgaron a herir mi alma. -hemos muerto por avaricia, hemos muerto por poder, hemos muerto por ser los mejores, y lo fuimos… hasta hoy guerrero. Hasta que nuestros espectros fueron santificados, se lo que es perder un ser querido, pues… el espíritu de vuestros amigos dormirá eternamente, vanagloriándose de vuestra muerte, resonaran las campanas del cielo por sus manos, contando al mundo la proeza de su amigo, aquel vencedor de 6 demonios corrompidos, de cómo fue que se sacrifico para salvarlos, y el no os juzgara por vuestros actos, sino por vuestra perseverancia, y necesidad de protegeros, si lo que buscáis es poder, debéis recorrer mi mausoleo y hallareis mi mas preciado tesoro, os brindara tanto pero tanto poder, que un día tal vez lleguéis a ser absorbido. Mientras tanto pelea, y brinda homenaje a tu amigo. La suave brisa se evaporo con su cuerpo, No me quedaba mucha fuerza pero sentía algo calido dentro, como si de apoco regresara a mi la voluntad de seguir viviendo, camine tambaleante hasta donde se hallaba el cuerpo inerte de lutharun, y lo cargue en mis brazos, la muchacha estaba inconciente, y quien podría culparla luego de presenciar tal batalla. Camine con lutharun hasta una tumba adecuada, una tumba capas de rendirle homenaje, no podría sacarlo de allí, pero sepultarlo seria lo mejor que podría hacer por él. Un sarcófago grande con una inscripción tallada en la piedra me indicaba que era el sexto hermano no nombrado por el último guerrero, lo que me daba a entender que se trataba de si mismo, coloque el cuerpo cuidadosamente cerré sus ojos suavemente, y coloque sus manos sobre el pecho como tantas veces había visto hacer a los monjes en el templo de zamorak cercano a la fortaleza de los caballeros negros. Mientras examinaba por ultima vez su rostro note algo en el fondo del sarcófago, algo resplandeciente en un verde ocre, una especie de…. Lanza… era ni más ni menos que la extirpadora de órganos la lanza demoníaca… Ya caminaba por los huecos abiertos en las paredes por los barrows, catacumba en catacumba caminé, hasta encontrar una escalera que me conduciría a la superficie. En mi hombro derecho colgaba inconciente la joven bañada en sudor mezclado con lodo, las ropas harapientas y su figura famélica requerían cuidados, y esa enfermedad la consumía, eso era obvio. En cada escalón sonaba en seco el golpeteo de la lanza, su gran magnitud y mi incapacidad para sostenerla bien con la mano derecha provocaban el arrastre y por consiguiente el golpe al subir. La escalera tenia una puerta trampa en el final, solo era cuestión de abrirla y salir de nuevo, el barro acumulado por los años se había concentrado en la superficie formando pedazos de pasto viejo y seco. Recosté a la joven en los últimos escalones y haciendo uso de mis dos brazos y toda mi fuerza restante. Logre abrir la puerta, el poco sol que había me enceguecía, no se cuanto tiempo pase dentro, pero mi vista acostumbrada a la lumbre escasa en la catacumba ahora se sentía desorientada, mis pupilas intentaban desesperadamente atravesar la capa blanca y segadora. Finalmente logre distinguir un tumulto de siluetas. Todas expectantes alrededor, como si fuesen a atacarme. -este es el fin- exclame para mi mismo Sin embargo mi mano se aferro nuevamente a la lanza, aquella que tanto esfuerzo y sangre había costado. Aun así, nadie se abalanzo encima de mí. Ni un solo alarido de batalla me alarmo. El clima era pasivo y para mi, incompresible, todos me observaban, nadie dijo nada, el sonido inexistente me provocaba pavor. Comprendí entonces que no me harían daño. Al parecer ahora infundía respeto hacia mis perseguidores. Un estrepitoso aullido se acerco de repente y acto seguido la enorme masa se transmutaba en un hombre lobo, quien reconocí de inmediato, no era otro que el mismo Alum sin embargo el golpe fue interrumpido en súbito por otro hombre lobo, este era blanco, y con una cicatriz en la mitad de la cara que descendía hasta la cintura, donde no había pelos, sino mas bien carne, carne mal curada. -¡¡ATAQUEN MALDITOS!!- grito alum Detente gimió el hombre lobo, esos ojos celestes y serenos clamaban por piedad, y chocaban salvajemente con los furiosos y avariciosos ojos amarillos de alum -no tienes por que hacer esto, el se merece un mínimo de respeto, ha hecho lo que nadie jamás pudo hacer, ha vencido a nuestros héroes, los inmortales barrows.- Sin prestar atención a este comentario, tome a la joven y volví a cargarla en el mismo lugar, ya se me dificultaba levantarme del suelo, así q apoye todo mi peso en la lanza y la use para poder ponerme de pié. Con el andar tambaleante pase por entre las oleadas de bestias hambrientas, que ya mostraban respeto hacia mí. Me dirigí entre la multitud nuevamente hacia canifis, ya podría controlar la transformación, aun así, no había conseguido el serum y junto a mí ya no regresaría lutharun, sin embargo me llevaría a una joven para intentar salvarla de la cruel y amenazadora muerte que ya había fallado en llevársela una vez… Camino a canifis despertó, y recostada sobre mi hombro, pregunto donde estaba y para mi asombro me contó que su nombre era Alladiz, y ahí note que jamás… Había escuchado un nombre tan hermoso…
Gandalfwith de lumbridge - N.M.C.
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